A pesar de la falsa creencia de que únicamente se ocupa del oído, la otorrinolaringología se centra también en el cuidado de la nariz, de los senos paranasales, de la faringe, laringe, de las estructuras cervicales y craneofaciales, de la cavidad oral, del cuello y de las glándulas salivares, además de tratar los trastornos del olfato, de la voz, de la deglución y del equilibrio.